Escritos

martes, 22 de enero de 2013

Los caballeros templarios de Alexandre Dumas


La muerte, el viernes 13 de octubre de 1307, de un grupo de caballeros templarios a la que seguiria el ajusticiamiento de Jacques de Molay, el Gran Maestre; la historia del médico Mateo Barthas, que utilizaba a pobres peregrinos para sus macabros experimentos científicos, y los famosos crímenes de Paulino Giacomoni, que asoló por los años 1846-48 la isla de Córcega, son las magistrales estampas que nos trae un Dumas colorista y popular .

Gunter de Amalfi, Caballero Templario



En una época llena de convulsiones, desde Tierra Santa caballeros guiados por Gunter de Amalfi viajan hacia el corazón de Francia en una misión sobre la que ellos lo ignoran todo. Misterio, espionaje, conjuras y herejías son algunos de los ingredientes que hacen de esta obra una novela apasionante.

lunes, 21 de enero de 2013

La Revelación de los Templarios

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Los secretos de la verdadera identidad de Cristo. Investigando sobre Leonardo da Vinci , los autores descubrieron una furtiva religión secreta. Guiados por meros indicios, encontraron su huella en Londres, en una iglesia del siglo XIX. Su búsqueda continuó, estudiando a los masones, cátaros y templarios hasta tener a una nueva visión del fundador de la cristiandad, así como de Juan el Bautista y María Magdalena. Este libro desvela un secreto histórico preservado durante siglos, codificado en obras de arte e incluso en las grandes catedrales góticas.



domingo, 20 de enero de 2013

Cumbres Borrascosas



La poderosa y hosca figura de Heathcliff domina Cumbres Borrascosas, novela apasionada y tempestuosa cuya sensibilidad se adelantó a su tiempo.
Con el trasfondo de la historia familiar de los Earnshaw y los Linton, la obra narra la vida de dos generaciones que se cruzan en el amor infortunado del protagonista por su compañera de infancia. En escenarios exóticos, y entre exaltaciones poéticas, la historia de amor trágico crece hasta conseguir momentos de gran lirismo en los que se mezclan la pasión con la muerte y el arrepentimiento con la venganza. Las fuerzas de la naturaleza, el paisaje de las landas, el misterio de la casa de las colinas y la narración de la sirvienta Nellie Deans se convierten en el trasunto romántico de los pálpitos amorosos.
Los brumosos y sombríos páramos de Yorkshire son el singular escenario donde se desarrolla con fuerza arrebatadora esta historia de venganza y odio, de pasiones desatadas y amores desesperados que van más allá de la muerte y que hacen de ella una de las obras más singulares y atractivas de todos los tiempos.


Lectura de "Cumbres Borrascosas"

Este libro es de dominio público, lo que quiere decir, que puedes descargarlo libremente.

viernes, 18 de enero de 2013

El segundo Mesías

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El libro tiene un claro agente provocador. Los autores basan su tesis en el cuestionamiento de verdades absolutas e intocables. Esto genera inmediatamente una oposición a lo establecido. Se enfrenta con la iglesia católica, con la Historia oficial del Cristianismo y sus personajes principales (Jesús, San Pedro y San Pablo). Sin ánimo de revelar el argumento del libro, la pretensión principal de los autores es reclamar el protagonismo perdido para la figura de Santiago, hermano de Jesús y también para la antigua Iglesia de Jerusalén como verdadero fruto de la doctrina cristiana. Los capítulos van avanzando de forma que en cada final se lanza una hipótesis de conexión entre un tema y otro hasta enlazarlos todos y con ello, realizar una lectura totalmente nueva de la Historia del Mundo Occidental a través de un replanteamiento de las bases religiosas y sembrando la sensación de haber estado todos imbuidos dentro de una gran mentira durante siglos.

Lectura de "El segundo Mesías" On Line

jueves, 17 de enero de 2013

El Tarot, obra de herejes


El Tarot, obra de herejes


En 1390 el pintor francés Gringonneur confecciono un Tarot para Carlos VI, monarca francés que sintió una gran atracción por el ocultismo en general y la alquimia en particular, antes de que su mente se ofuscase. Según todos los indicios, ese parece ser el mas antiguo de los mazos de tarot que ha llegado hasta nuestros días.  A aquella baraja llena de extraños dibujos no tardaron en seguirlas otras, como la de Filippo María  Visconti, dibujada hacia 1430 y que también ha llegado hasta nosotros completa.
En definitiva, fue entre los siglos XIV y XV cuando se popularizaron aquellos naipes, y los primitivos tarot se transformaron en las modernas barajas de juegos, perdiéndose lentamente la sabiduría que encerraron al nacer. Pero para rastrear su pista será preciso remontarse casi hasta dos siglos atrás, a la época más floreciente de la Edad Media, cuando la alquimia, magia y astrología brillaban en todo su esplendor.

Una mirada a la historia
No tenemos, por desgracia, ningún documento que nos aclare, de manera definitiva, quien invento el Tarot o cuando o donde surgió. Pero si analizamos detenidamente los datos que poseemos, o si observamos con calma los mismos naipes y su simbolismo, no será difícil llegar a conclusiones sólidas y coherentes sobre su posible origen y su presumible filiación templaria o cátara.
Las primeras referencias históricas sobre estos naipes se remontan, efectivamente, al siglo XIII, concretamente al 1227, donde conocemos que los niños italianos eran instruidos en el conocimiento de las virtudes por medio de unas láminas que llamaban “carticellas”, seguramente parecidas a nuestros actuales cromos. Aunque, sin duda, las referencias más habituales van a presentarse en la forma de prohibiciones, especialmente de la Iglesia, que condenará estos cromos desde un principio, una circunstancia muy interesante, sobre la que luego reflexionaremos más tarde. Y la primera de estas condenas se remonta a 1230, en el sínodo de Worcester.
Otra mención a esta especie de naipes proscritos la tenemos en un manuscrito de la ciudad de Siena, en 1299. Los encontramos nuevamente en las crónicas de los soldados de Enrique VII, en 1317, que estaban de campaña en Italia.
Nuevas prohibiciones recaerán sobre los naipes: en 1329 los condena el obispo de Würzburg; en España son prohibidos por el rey Alfonso XI en 1332, y por Juan I en 1387. Otra referencia interesantísima procede del abate Johannes, quien en 1377 realizo un informe sobre el juego de los naipes en el que decía que estos explicaban el estado actual del mundo; además cita en él hasta seis tipos diferentes de tarot, uno de ellos de 78 cartas.
Si embargo, paradójicamente, en el pavimento de la catedral de Siena se encuentran visibles los motivos de algunas cartas del Tarot y hasta en la puerta principal se esculpirá la Rueda de la Fortuna en pleno siglo XIV. Por cierto, un santo procedente de esta ciudad, San Bernardino de Siena, lanzó en 1423 un furibundo ataque contra el Tarot calificándolo de “invención del demonio”.
¿No era consciente la Iglesia de lo que estaba esculpiendo en sus templos los constructores góticos de catedrales, de clara inspiración templaria?
En definitiva, de esta etapa histórica sacamos en claro dos cosas: que el Tarot tuvo una función instructiva, que encierra un mensaje o código; pero también que se trató de algo no grato para la Iglesia. Así mismo, la historia también nos dice que los Tarot mas antiguos conocidos aparecieron en el norte de Italia: Milán, Florencia, Bolonia, Ferrara o Venecia, principalmente; pero muchas veces los títulos de las cartas se estamparon en francés, lo que quiere decir que también Francia tiene mucho que ver. Y justo esa zona fue una de las mas sometidas a la influencia templaria…

El esoterismo medieval 
A comienzos del siglo XIII se remontan las primeras referencias a las cartas o naipes. En esa época la Iglesia se encontraba, a la sazón, en la cumbre de su poder y por ello dispensaba cierta tolerancia doctrinal. Es un periodo curioso en el que la alquimia alcanzaría su mayor florecimiento, con verdaderos sabios como Ramón Llull, Alberto Magno o Arnau de Vilanova, que presumían incluso de tener en su poder verdaderos robot o cabezas parlantes, así como de transmutar el plomo en oro. Con independencia de lo que halla de cierto en todo esto, no cabe duda de que es un momento de apogeo máximo de lo esotérico, tolerado relativamente por una  Iglesia poderosa, que no se sentía amenazada. Ese florecimiento ocultista se verificará especialmente en la Europa meridional: España, Italia o Francia, la zona donde emergerá el Tarot.
Otra disciplina que alcanza su máximo esplendor es la Cábala, y así, en la España de Alfonso X en la que convivían cristianos, musulmanes y judíos, se escribe el Zohar, verdadera obra cumbre de esta disciplina. Esto es particularmente interesante, ya que todos los investigadores están de acuerdo en la clara y evidente influencia que el Tarot recibió de la Cábala. Así los diez arcanos menores parecen un reflejo de los diez Sephirots (o grados de manifestación de Dios en el mundo material), y los veintidós arcanos mayores una semblanza de otros tantos senderos de la Cábala (los “caminos” que recorre el iniciado en su evolución). La idea es extensible también a los cuatro palos de la baraja (oros, copas, espadas y bastos), que se corresponderían con los cuatro mundos cabalísticos, o con los cuatro elementos.
Por si esto fuese poco, en el arcano cinco, o Sumo Sacerdote, observamos que aparece sentado entre dos columnas que no sostienen nada. Esto puede ser una alusión clara a los dos pilares de la Cábala: de rigor y de misericordia. A esto podríamos añadir la correspondencia de los veintidós arcanos mayores con las veintidós letras del alfabeto hebreo.

Correspondencias entre la Cábala
y el Tarot
Mundos de la Cábala
Elementos
Palos baraja
Emanaciones
Fuego
Bastos
Creación
Aire
Espadas
Formación
Agua
Copas
Acción
Tierra
Oros




Todo esto nos llevaría a preguntarnos si el Tarot no fue una obra judía. Sin embargo, pese a que el mayor numero de hebreos residía en España, los primeros juegos de Tarot aparecieron en Italia y Francia. Aun con todo, es indudable que la Cabala hebrea tuvo relación con el Tarot, y que quienes lo crearon eran expertos en esos conocimientos. El ocultista contemporáneo Eliphas Lèvi, autor del Dogma y ritual de alta magia, hizo mucho hincapié en esta conexión entre el Tarot y la Cábala, aludiendo incluso al mismo nombre de éste, dada la semejanza entre los vocablos Tarot y Tora (la Ley).
La astrología conoció igualmente una importante difusión en la Edad Media gracias a la influencia árabe, sobre todo entre los siglos XII y XIII. Y, de hecho, ese interés “salpico” también al Tarot donde la influencias astrológicas se aprecian de manera evidente en arcanos como el 17, 18 o 19 (Estrella, Luna, Sol). Esta presencia de la astrología acrecienta aun más ese sentido esotérico y de síntesis de saberes que parece empapar a estas barajas de naipes, cuyos cuatro palos se corresponden con los cuatro elementos. A saber: fuego (bastos), tierra (oros), aire (espadas) y agua (copas).
Confirmaremos también el carácter esotérico del Tarot si nos fijamos detenidamente en el orden de los propios naipes. Vemos que la primera carta que abre el juego es El Mago. Se aprecia la figura de un mago que tiene sobre la mesa los cuatro elementos (oro, copa, puñal y una vara en su mano). Llama la atención que una carta tan esotérica ocupe nada menos que el primer lugar, por delante de figuras como El Emperador o El Papa, que si nos atenemos a la filosofía medieval debería de figurar en primera posición. Esto corrobora que el Tarot es la llave para un mundo de saberes esotéricos, no en la simple adivinación.
Uno de los mayores expertos sobre el Tarot, el ocultista e investigador Oswald Winth, ve a éste claramente como una obra de origen medieval, única y sin precedentes, que contenía los grandes secretos de la magia, la astrología o el ocultismo de su época. Consideró disparatada la hipótesis sobre cualquier origen egipcio, hindú o árabe del mismo, ya que no existen pruebas arqueológicas o históricas de ningún tipo. Además, fue moda en la época atribuir a saberes como la alquimia o la magia medievales un supuesto origen egipcio.

El Tarot y los cátaros
Los cátaros constituyeron la herejía más peligrosa e importante del Medievo, y su influencia llegó a ser especialmente poderosa en el sur de Francia, norte de Italia y España… justo donde hizo su aparición el Tarot. Pero los vínculos entre Tarot y cátaros van más allá de la geografía. Veamos. La filosofía de éstos tenía una raíz fuertemente esotérica, basada en el gnosticismo y el maniqueísmo. Los cátaros, sin ir más lejos, tenían en especial estima el principio femenino de las cosas y sus predicadores fueron de ambos sexos. Esto tiene su reflejo en el Tarot, ya que en éste aparecen numerosas e importantes figuras femeninas, al mismo nivel que el hombre, como La Papisa, La Emperatriz o las reinas.  La Papisa sostiene un libro en sus manos, símbolo de la sabiduría.
 La doctrina de los cátaros se fundamenta en el dualismo entre el bien y el mal, el espíritu y el cuerpo. Para ellos todo lo terrenal y corporal esta asociado a lo malo, y el Demiurgo (o rey del mundo) es el dios creador del mal. Este Demiurgo se encuentra magníficamente representado en el arcano 15 del Tarot, El Diablo, que a su aspecto evidentemente maléfico se le une el encontrarse sobre una piedra cúbica, símbolo del mundo material y de la forma; y dos hombres se encuentran encadenados a ella.
Los cátaros rechazaban a la Iglesia, y solo creían en la salvación a través de un proceso iniciático, o gnosis. Si examinamos los veintidós arcanos mayores del Tarot, que comienzan con El Mago, estos parecen plasmar claramente un proceso de iniciación, impresión que se acrecienta al comprobar que entre las cartas finales del mazo se encuentra El Juicio o El Loco, ambos símbolos de un renacer, un resurgir libre de ataduras mundanales.
La relación entre los cátaros y el Tarot no es ninguna frivolidad o locura. Entre los investigadores que primero vieron esta posibilidad destaca el gran ocultista Eduard Waite, autor de un Tarot que lleva su nombre. Tampoco es casual que este juego aparezca en la misma época en la que estos fueron exterminados, la primera mitad del siglo XIII. Probablemente este pudo crearse como un lenguaje secreto, un modo de preservar los conocimientos espirituales que ellos defendieron hasta la muerte.
Pero, ¿solo ellos?

El Tarot y los templarios
Los templarios fueron otras victimas del Estado y la Iglesia medievales; conocieron un poder y un auge sin igual, pero acabaron sus días bajo las iras del Santo Oficio y del rey de Francia.
Fundados en 1119 para custodiar y proteger los Santos Lugares (Jerusalén) y a los peregrinos que viajaban hasta ellos, acabaron convirtiéndose en la organización espiritual y material más poderosa de su tiempo, un verdadero “estado dentro del estado”. Conocieron su mayor gloria entre los siglos XII y XIII, precisamente la epoca dorada de los alquimistas y del surgimiento histórico del Tarot.
Hoy sabemos que los templarios mantuvieron estrechas relaciones con arabes y judios, aprendieron la filosofía de éstos y la difundieron por Europa. En consecuencia, sus convicciones cristianas terminaron derivando hacia un cristianismo mucho más esotérico que aun hoy inspira toda clase de arriesgadas hipótesis. Entre ellas que encriptaron buena parte de sus conocimientos heterodoxos en el mazo del Tarot, como insinúan autores como Malcolm Godwin. “De todo ello podemos deducir que, después de que se arrestara a los templarios por herejes, algunos habían confesado el verdadero propósito de estas cartas”, afirmaban también recientemente los masones ingleses Christopher Knight y Robert Lomas en un polémico ensayo, El segundo Mesías. Y añaden: “Son como símbolos cifrados que podrían transmitir enseñanzas secretas bajo las mismas narices de la Iglesia, sin levantar sospechas”.
Autentica confesión o “arrancada”, no cabe duda de que los templarios reúnen las características ideales para haber creado algo como el Tarot. A causa de su contacto con Oriente acostumbraban a transmitir historias por medio de láminas o naipes, como las referidas “carticellas” (algo que se estiló mucho entre los árabes). Y además, tuvieron un buen móvil para diseñarlo: su necesidad de preservar conocimientos heréticos a espaldas de las persecuciones “puristas” de la Iglesia de la época. Esto explicaría las condenas posteriores al Tarot y la eliminación de los arcanos mayores de la baraja, que degenero hacia una mera fuente de diversión y ocio, como la baraja española o el póker (donde, por cierto, el único arcano superviviente del Tarot fue el “loco”, en la carta del comodín).

Fuente: Revista "Más allá", nº 121